Biblioteca Popular José A. Guisasola






Cuento» Siempre te querré,
de Robert Munsch


Una madre cargaba a su nuevo bebé y muy despacio lo arrullaba de aquí para allá y de allá para acá. Y mientras lo arrullaba, le cantaba:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.




El bebé crecía. Crecía… crecía y crecía. A los dos años el corría por toda la casa. Jalaba los libros de los estantes. Sacaba toda la comida del refrigerador, y cogía el reloj de su mamá y lo tiraba en el inodoro.

Algunas veces su mamá le decía, “¡Este niño me está enloqueciendo!”




Pero cuando llegaba la noche y aquel niño de dos años finalmente estaba tranquilo, ella abría la puerta de su cuarto, gateaba hasta su cama, y miraba a su hijo desde allí abajo; y si realmente él estaba dormido, ella lo levantaba y lo arrullaba de aquí para allá y de allá para acá.

Y mientras lo arrullaba le cantaba:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.




El niño crecía. Crecía… crecía y crecía. A los nueve años nunca quería llegar a cenar, nunca quería tomar el baño, y cuando llegaba la abuela de visita, siempre decía palabras muy malas. Algunas veces su madre deseaba venderlo al zoológico.




Pero cuando llegaba la noche, y el muchacho estaba dormido, la madre silenciosamente abría la puerta de su cuarto, gateaba hasta su cama y miraba a su hijo desde allí abajo; y si realmente él estaba dormido, ella levantaba a aquel muchacho de nueve años y lo arrullaba de aquí para allá y de allá para acá.

Y mientras lo arrullaba, le cantaba:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.




El niño crecía. Crecía… crecía y crecía. Crecía hasta que llegó a ser un joven. Tenía amigos raros, se vestía con ropa rara, y escuchaba música rara. Algunas veces la madre sentía estar en un zoológico.




Pero cuando llegaba la noche, y el joven estaba dormido, la madre silenciosamente abría la puerta de su cuarto, gateaba hasta su cama y miraba a su hijo desde allí abajo; y si realmente él estaba dormido, ella levantaba a aquel muchachote y lo arrullaba de aquí para allá y de allá para acá.

Y mientras lo arrullaba, le cantaba:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.




Aquel joven crecía. Crecía… crecía y crecía. Crecía hasta que llegó a ser un hombre. Entonces se fué de la casa y se cambió para una propia al otro lado del pueblo.




Pero algunas veces cuando las noches estaban muy oscuras, la madre sacaba su automóvil y se dirigía especialmente a la casa de su hijo.




Y si estaban apagadas todas las luces en la casa de su hijo, ella abría la ventana de su cuarto, entraba gateando por el piso, y miraba a su hijo desde allí abajo; y si realmente ese hombre bien grande estaba dormido, ella lo levantaba y lo arrullaba de aquí para allá y de allá para acá.

Y mientras lo arrullaba, le cantaba:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.




Bueno, a través del tiempo, aquella madre envejecía.
Envejecía… envejecía y envejecía. Un día llamó a su hijo y le dijo, “Sería mejor que vinieras a verme porque ya estoy muy vieja y enferma.”

Entonces su hijo fue a verla.

Cuando él entró en su cuarto, ella trató de cantarle la canción.

Para siempre te amaré,
para siempre te querré…


Pero ella no pudo terminar la canción porque ya era demasiado vieja y enferma.




El hijo se acercó a su madre.
La levantó y la arrulló de aquí para allá y de allá para acá.

Y mientras la arrullaba, le cantó:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi mamá.




Cuando el hijo regresó a su casa esa misma noche se quedó pensativo por largo tiempo a lo largo de las gradas.




Después se fue al cuarto de su hijita recién nacida que estaba durmiendo.

La levantó en sus brazos y la arrulló de aquí para allá y de allá para acá.

Y mientras la arrullaba, le cantaba:

Para siempre te amaré,
para siempre te querré,
mientras en mí haya vida,
siempre serás mi bebé.




FIN


El libro para niños “Siempre te querré” escrito por el canadiense Robert Munsch
http://robertmunsch.com/book/love-you-forever

Ilustrado por Sheila McGraw
http://blog.sheilamcgraw.com/





Visto y leído en:

Siempre te querré (I'll love you forever) escrito por el canadiense Robert Munsch. Ilustraciones de Sheila McGraw
https://es.scribd.com/document/337555398/Robert-Munsch-Siempre-Te-Querre

(Love You Forever, por Robert Munsch. Traducido por Briseyda Cosgalla. México
http://orquideasdepapel.tumblr.com/post/63795249469/siempre-te-amar%C3%A9-por-robert-munsch

Los cuentos de Syramar - El espacio virtual de Damarys Reyes Vicente, dedicado a la literatura infantil. Puerto Rico, 2007
http://loscuentosdesyramar.blogspot.com.ar/2007/09/cuento-4-asignado-semana-6.html

"Siempre te querré" Editorial: Andana, 2013. Colección "Álbumes Locomotora" Autor: Robert Munsch Ilustradora: Noemí Villamuza.
Una cuna de cuento -Literatura infantil desde la cuna hasta los 3 años

http://unacunadecuento.blogspot.com.ar/2015/12/siempre-te-querre.html

Te amo por siempre. De Robert Munsch (Página en ingles)
http://www.rogerknapp.com/inspire/loveforever.htm

VIDEO: Love You Forever by Robert Munsch, Sheila McGraw
https://www.youtube.com/watch?v=VVsJBLvkuzc
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